Lunes, uno de setiembre del 2008.
Salimos del Cusco por calles laterales debido a que los estudiantes estaban quemando buses en el camino del aeropuerto. El rodeo fue por media ciudad hasta entrar al pequeño aerodromo por la parte trasera. El vuelo se demoró 25 minutos en salir por la misma causa (y no rellena).
Nuestro guía Juan se encargó de comprarme un bastón en una farmacia cercana en la barriada de Miraflores, ya que seguía en silla de ruedas. Me seguía doliendo la rodilla izquierda y apenas podía dar unos pasitos para ir al retrete. Levantarme y sentarme en él era todo una odisea.
Ese día permanecí en la suite del hotel y mi única vista de la ciudad fue desde el amplio ventanal del décimo piso del hotel. Lima la fea se despedía sin gloria ni memoria.
Al siguiente día temprano saldríamos para Chile en la segunda etapa de la excursión.
Wesbri
A estrela de Ava
Hace 1 mes
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