A las ocho de la mañana con el buche del café todavía revoloteando en mis narices, nos fuimos de excursión a Sacsahuayman (del quechua "sacsa" gris y "huayma" cabeza) en las afueras de la ciudad del Cusco. El soroche iba ya descendiendo y se manifestaba solamente a la hora de subir y bajar escalones. Luego alguien me diría que los escalones tan altos habían sido diseñados especialmente para el largo de la zancada de los correos incas, cuyas piernas eran diferentes del resto de nosotros. La fortaleza había tomado 70 años para terminarla a mediados del siglo quince antes de la llegada de los Conquistadores en 1562. Era el nuevo centro administratico-religioso del imperio. Los grandes bloques fueron trasladados sobre troncos desde una cantera a pocos kilómetros del lugar. Se sabe por que quedan algunos bloques monolíticos abandonados a medio camino. La construcción tiene tres niveles"
a-bajo con imágenes de serpiente.
b-medio con figuras de pumas.
c- con la del cóndor.
De la fortaleza nos adentramos en el valle que rodea la ciudad hasta llegar en medio de la Sierra a un lugar en el que nos esperaba serio el Chamán. Ibamos a ser testigos de una típica ceremonia indígena de ofrenda a la Pachamama. En mi Cuba natal la denominamos despojo. La ofrenda consistía en galletas, pequeños objetos de plata, dulces, y hojas de coca, todo eso envuelto en un papel blanco que sería quemado para que el humo llegase a los dioses panteístas de los aborígenes. Lo irónico del hecho fue que al otro día sufrí el accidente. Según la costumbre del lugar los dioses estaban disgustados conmigo y debo regresar al lugar del accidente para hacerle una ofrenda de mejor calidad: léase sacrificio de un cuy (conejillo de Indias).
De Sacsahuayman a las ruinas de Qenqo. Otra fortaleza donde había cuevas que según el guía se paracticaba la momificación. Esa roca era parte del ceremonial.
Almorzamos con locales. La familia de un ingeniero cuzqueño de clase media con el siguiente menú: chichamorada (un brebaje refrescante hecho de maíz morado), sopa de trigo, arroz, quinúa con papa, y picadillo. El postre era dulce de tomate.
A media tarde retornamos a hotel Novotel en Cusco en el cual las "tres alegres comadres de Windsor" charlaron hasta la saciedad.
A media tarde retornamos a hotel Novotel en Cusco en el cual las "tres alegres comadres de Windsor" charlaron hasta la saciedad.
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