jueves, 22 de julio de 2010

Una teoría absurda ¡Otra más!



Conocemos ya de la hecatombe global en diciembre del 2012 según interpretaciones acaloradas del calendario maya. Yo -modesto sesentón- me atrevo a proponer mi teoría. Claramente, y primeramente pido disculpas por no ser apocalíptico como ciertos mayólogos o el Adivinador en Jefe. No creo que el fin del planeta esté a la vuelta de la esquina. Mi teoría incluye la observación, aunque no la experimentación. Ese es su principal fallo.

Primera observación. No han notado cómo desde el primero de julio los supermercados colocan en la entrada enormes palacios construidos de botellas plásticas de agua. Y no hablemos de las rebajas. Hoy he comprado una caja de agua embotellada con una rebaja, rebaixe, saving del 50% del precio original.

Segundo. Deducción a partir de un hecho aislado. los supermercados han invertido millones en agua. Miles de miles de cajas de agua embotellada que yacen impolutas y pasivas en los almacenes.

Tercero. Segunda deducción al absurdo o descabellada. hay que deshacerse del agua embotellada. hay que reducir pérdidas. Debemos inventar una catástrofe.

Cuarto. Llamar a los mentirólogos de Miami e inventad un ciclón o en su defecto una depresión tropical con un poco de agua y vientos plataneros de 80 km por hora y convertirla en el Huracán del siglo. Total dentro de dos días nadie se va a acordar de la mentira. Si no preguntadle a los políticos que prometen siempre lo mismo y jamás lo cumplen. El pueblo ya se ha olvidado de las falsas promesas de años atrás. Estuve tentado de escribir Anos Atrás, pero me contuve para no aparecer como prosaico y decrépito. Ahora vivo atemorizado de que cualquier cosa que diga puede ser considerado como mi primer paso en la escalera descendente al infierno del reino de Alzheimer. Ese odioso brujo moderno que ha dejado pequeño al Doctor Fausto.

Quinto. Viene el huracán del siglo se anuncia por todas las cadenas radiales y televisivas. Y la montaña de agua embotellada desaparece como por encanto. Para cuando anuncien que fenómenos imponderables deshicieron al malhadado caos atmosférico ya nadie se va a preocupar por devolver las cajas de agua. Y esperemos al próximo ciclo de excedentes de cajones de agua embotellada para reaparecer otro impresionante, horrible, exterminador huracán del siglo.

Parece el título de una pésima película de horror hecha en Hollywood. O Julivud. Oh, shit!

Perdonadme mi vulgaridad. Conde de Moratinos. Duque del Zapatero. Vosotros también pertenecen al clan de los adivinadores de la Mierda Real. Ya me han hecho vislumbrar a Obama besándose en la boca con Raúl. Y a los ferrys surcando el mar embravecido de ciclones reales. Por suerte, son pendejadas de una viejo sesentón, alienado de la realidad global, negador del calentamiento de los cerebros apertrechados (americanismo por pertrechar) de ideologías ya agotadas.

Ya he recibido invitaciones para hablar tanto en la conferencia de la NAACP como en una movilización de los Tea Partidistas con la insigne Sarah Palin. Mi teoría surca el mar y dobla voluntades. Ya deliro con el Nobel. O con una reclusión forzosa en un Asilo de Ancianos.

Vale. Recordad que todo esto se ha escrito como una broma.

Wesbri
PD. La obra de Jean Paul Sartre, Huracán sobre el Caribe,No ha influido en la escritura de mi blog. Además en ese entonces no había explotado el insumo de agua embotellada.
Vale.